Mar del Olmo

Las etapas del amor

fases del enamoramiento

El otro día recibí una pregunta a traición, de esas que no te esperas. Y menos aún viniendo de uno de tus vástagos.

¿Mamá, tú sigues enamorada de papá?

¡Madre del amor hermoso! Esto supera la gran pregunta que le formulé yo a mi madre con apenas tres años. Era algo más teológica porque no alcanzaba a comprender cómo la virgen seguía siendo virgen si había tenido al niño Jesús.

Las dudas normales en una niña de esa edad, vamos.

Pero vuelvo a la pregunta que me lanzaron a bocajarro.

¿Es posible seguir enamorada después de 30 años juntos?

 

Tal vez deberíamos plantearnos qué significa estar enamorado. Si por enamoramiento entiendes esa actitud bobalicona de no pensar en nada que no sea en tu amor, la respuesta sería tajante: no.

Tengo mil cosas en la cabeza: desde qué hacer de comida durante la semana hasta qué artículo escribir en mi blog o las publicaciones en las redes sociales. Ya hemos hablado de eso. Las redes me fagocitan la vida.

Últimamente me estoy abandonando mucho a la reflexión, así que me dio por enrolarme en una labor investigadora a la que no acostumbro. Me quería centrar en si soy un bicho raro o formo parte de la normalidad.

A veces es necesario sentir esa pertenencia a un grupo, aunque sea el de los de la vida anodina en pareja.

Tras mis pesquisas me centré en un único tema, el amor, y me ha arrojado millones de artículos. No tengo tiempo para todos. Tengo mucho que planchar. Así que me quedaré con uno que me ha parecido interesante y breve. 

 

ETAPAS DEL AMOR

1ª fase del amor:

La atracción sexual. Es lo que las viejenials llamamos “gustar”. Sientes cosas que hasta ese momento no habías sentido, tales como nervios y sudoración cuando ves a la persona elegida. Es en este momento cuando se pone en marcha la maquinaria del amor. No puedo hablar mucho de esta fase porque la tengo más que olvidada.

2º fase del amor:

Hipervaloración o idealización. No hay defecto en la persona amada. Es tu caballero de armadura montada en un blanco corcel. Nada de un tipo fofisano con el entrecejo poblado y poca o nula conversación.

Normalmente, en este momento del atontamiento, y si no eres correspondido o a tu madre no le gusta el objeto de tu deseo,  te aconsejan que te lo imagines en calzoncillos (slips a ser posible) y con calcetines ejecutivos hasta la rodilla. Si aún así te sigue pareciendo sexi, se le suele añadir el sentarlo en el váter con el Marca sobre las rodillas.

Resulta un método infalible para el desenganche emocional. Y si no resulta es que es amor verdadero. Como el de los cuentos.

En un vano intento de sentirme más madre, le pedí a mi hija adolescente que realizara conmigo este ejercicio el día que sufrió su primer fracaso amoroso y me mandó a freír espárragos. Y luego ella no se los come....

3ª fase del amor:

Apropiación del otro. Por extraño que parezca no se trata de una invitación a un secuestro exprés.

En esta fase lo que el enamorado desea comprobar es si su amor es o no correspondido, porque empieza a ser consciente de la posibilidad de incorporar a la otra persona a su vida. De ahí lo de apropiación.

Si no eres correspondido llega el valle de lágrimas, ya que a estas alturas tú has avanzado tres fases y el otro no se ha dado ni cuenta. Incluso por difícil que se lo pongas con excusas de todo tipo para llamar, o enviando mensajes fingiendo que iban dirigidos a otra persona.

Sobre todo, si el objeto de tu amor es hombre. Ellos son más lineales en su pensamiento y van más de frente, lo cual facilita las cosas a las mujeres. Pero nosotras… ¡ay nuestra mente maravillosa qué divertida es!

Seamos optimistas y pongamos por caso que ambos sienten lo mismo el uno por el otro. Eso nos lleva a una siguiente etapa.

4ª fase del amor:

Reciprocidad. La naturaleza ha obrado el milagro y los sentimientos son correspondidos. Es la etapa de la felicidad por ese amor mutuo. La química entra en juego produciendo hormonas a tutiplén que te hacen estar todo el día con la sonrisa del Joker y flotando sobre el suelo.

Esta fase es maravillosa para quien la experimenta, pero nefasta para los que la padecen en carne ajena. Es como si te hubieras tragado un anuncio de compresas y todo el día preguntaras a qué huelen las nubes. Eres insoportablemente melosa, solo hablas de lo bonito que es el mundo y lo maravilloso de tu amor. 

Mientras, los demás siguen viajando en Metro, oliendo a cerrado y sufiendo pisotones en el juanete sin compasión, así que no son capaces de comprender tu estupidez ni tienen ganas de intentarlo. 

5ª fase del amor:

Final del enamoramiento.

Pero ¡no huyas!

El final del enamoramiento es necesario. Es humanamente inviable mantener en el tiempo el estado de felicidad eterna, con sus pasiones y sus hormonas a niveles máximos. El desgaste sería tal que envejeceríamos más que Benjamin Button en la adolescencia.

Es cierto que este es el momento en el que las parejas rompen. La atracción física decae y se hacen visibles los defectos del otro. Que los tenía, sí. Si no superas que se te caiga la venda de los ojos, lo más probable es que quieras «olvidar, su cara, su nombre y pegar la vuelta ya».

Si hay familia (hijos o mascotas) por medio, te lo piensas un poco más. Pero si lo tienes claro como el agua, no merece la pena sacrificar la vida por «aguantar» a otro.

Por suerte, los tiempos han cambiado y la sociedad evolucionado y las mujeres no deben mantener un matrimonio porque de otro modo, no tenían posibilidad de subsistir.  

Como somos amantes de los extremos y tenemos una enfermiza tendencia a ignorar el término medio, hay quien no aguanta una miga sobre el sofá y a la primera de cambio decide terminar con la relación. Pero los regalos de boda no los devuelve.

Y si es reincidente matrimonial, y además tu compañera o compañero de trabajo, vas a cogerle una más que segura ojeriza.

Segundas nupcias, segundo permiso retribuido, otro regalito de boda, vestido diferente al del primer enlace y tú a cargar con sus labores.

¡Que no se le ocurra intentar enseñarte las fotos de su luna de miel en Bali! Que tú has pagado un 1% de esa fiesta y el gasto extra te ha dejado sin tus vacaciones en Cullera.

Debo ser sincera contigo y reconocer que yo estoy en la 5ª etapa del amor y que moriría por un encuentro en la segunda fase. Sentirme idealizada e idealizar al otro. Media hora al día de mariposas en el estómago y más allá (decir más abajo me costaría una reprimenda de mi madre, que me lee). Besos apasionados y abrazos eternos bajo el edredón.

Soy feliz de llevar más de veinticinco años con la misma persona. En feliz unión matrimonial, con baches como piscinas olímpicas y subidones como el Everest, y una estable línea recta a medio camino que nos permite pensar que sigue habiendo futuro para nosotros en nuestra quinta fase.

Y tú, ¿en qué fase te encuentras?