¿Cuántas veces te juraste no repetir los errores de tu madre? ¡Ay, amiga! La genética manda, y las cosas de madre, se heredan.
Aún guardo las cartas que me escribía mi marido durante el noviazgo. Hoy lo hago yo.
Cada vez que parece que tenemos los fardos atados, vienen cambios. ¿Cuarta edad?
Hay muchas formas de terminar el refrán: la tradicional, y la de l@s fanátic@s del autoamor, pero todas te llevan a Roma.
Vengo a solicitar el renacimiento de los grupos de Facebook que empezaban con el “señoras que”. Hay mucha tela que cortar en este traje.
Los dichos populares gozan de siglos de sabiduría popular que los hacen merecedores de credibilidad. Cuando dicen que del amor al odio hay un paso no se equivocan. Y, a veces, ese paso es muy pequeño.
Hace años, mi madre y yo fuimos al cine a ver "Porque lo digo yo", y parece haber marcado nuestra relación.